La relación de Pepe Torres (Madrid, 1982) con el circo se inicia como tantas otras historias de jóvenes que lo descubren y ya quedan atrapados para siempre, fascinados por su poder de atracción. “No sé muy bien cómo conocí Carampa [la primera escuela de circo de Madrid], pero sé que cuando estaba en el colegio, a los 11-12 años, llegué un día allí, aburrido de los planes con mis amigos y ya no salí”. Formaba parte de un grupo de gente que iba solo a los entrenamientos libres pero se acabaron haciendo socios, completamente enganchados. “Yo hacía monociclo y malabares, y me encantaba la roulotte-biblioteca llena de cassettes. Engañé a mi hermano [Pedro, artista de circo en la actualidad] para poder tener un compañero para hacer circo, y en dos días era mejor que yo”.
Pronto se fue centrando más en el monociclo, que se convirtió en su gran pasión. “Mis padres me compraron un Monty malísimo, íbamos al Parque de la Bombilla todos los domingos porque había un grupo llamado ‘Nasío pa rular’ que quedaban para jugar al hockey-monociclo”. Allí recibió su primer nombre artístico: “un día pregunté si se podían subir bordillos y al domingo siguiente aparecí subiendo escaleras en monociclo. Ninguno lo hacía entonces, así que empezaron a llamarme , y me quedé con ese nombre”. De ahí llegaron los viajes a Barcelona a las Trobadas de Mononciclistes, los Encuentros de la Bombilla [finalizaron en el año 2000] y el traslado a Azca como punto de reunión de este colectivo en Madrid. “Me encanta el monociclo porque es muy simple, puro equilibrio, sin trampas, y esa simplicidad es muy potente”, explica.
En los primeros años de este siglo, con Internet en pañales y poca gente haciendo monociclo, existían muchas carencias y Pepe se convirtió en el referente en castellano de este colectivo gracias a la web monociclos.com. “Mientras estudiaba Informática yo seguía montando y era el más friky, se me rompían piezas y no podía encontrar recambios en España. Así que a través de una web alemana compré un Quax [una marca de monociclos] y algunas piezas, y comencé a vender por Internet. Al principio venía gente a mi casa, les montaba el monociclo allí mismo y lo compraban”. Casi en paralelo, comenzó en su web un blog con información que pronto se convirtió en el foro de referencia y que aún sigue en activo. Gracias a esto y a su casi constante presencia en los encuentros de circo mostrando y formando, se le puede considerar como uno de los principales impulsores del monociclo en nuestro país.
La cosa no ha quedado solo en eso. Si en 2003 vendía monociclos en su propia casa, al poco tiempo con su hermano Pedro, ya profesional del circo entonces, toman la iniciativa de montar una tienda física para vender material de circo. Nace 441 Malabares, la única tienda física especializada que queda actualmente en Madrid. “Inicialmente la gestionaba mi hermano, pero se fue de gira y yo solicité una excedencia de mi trabajo como consultor informático en Indra y ya nunca volví”, recuerda Pepe, que explica también la complicada situación de estos comercios: “la tienda física se mantiene porque estamos en una gran ciudad, pero online lo está matando Amazon. Por un lado los vendedores son esclavos de sus condiciones y por otro los compradores tienen comodidad pero no variedad o repuestos específicos. Es nuestro compromiso, igual no vendemos muchas bielas o repuestos, pero si te hacen falta las tenemos, aunque no nos salga a cuenta. Es material para un 5-10% de los compradores, pero les damos soporte porque es la gente motivada, la que sostiene el monociclo”.
Inquieto por naturaleza, Pepe compagina su trabajo en la tienda y su escaso tiempo libre con algunas actuaciones ocasionales, bajo el sobrenombre de Amazing Pepe, en las que se puede disfrutar de trucos de monociclo, magia e incluso peonzas. Y es que esta última es otra pasión más a apuntar a su larga lista: “ahora me ha dado mucho por las peonzas, soy el embajador español de la Asociación Internacional de Peonzas, somos poquísima gente y le pasa como al monociclo, que cuesta mucho que los trucos queden bonitos de ver. El encanto está en que es un juguete presente en todas las culturas y cada uno lo ha hecho a su manera”.
Para Pepe, además, el circo madrileño está en un buen momento: “está más maduro, las generaciones van creciendo, los que hacían malabares en el Retiro ahora están dirigiendo espectáculos y ganando premios. Esto va para delante, hay muchos espectáculos y mucha oferta”. Y explica su motivo para ser socio de MADPAC: “es que hay que estar. Este tipo de iniciativas son para hacer piña y luchar por las necesidades del sector, y revitalizarlo. Además, cada uno puede aportar lo que quiera o pueda; hay que estar”.
Rafa Peñalver