El circo, arte en continuo cambio, se levanta ante las adversidades, se reinventa, y se fusiona. Es inclusivo, gracias a esa personalidad nómada que lo vio nacer, popular y admirado.
Consigue desprender un suspiro de asombro en su auditorio ya sea en carpas, calles o teatros, además de esa única y espontánea interrupción con aplausos que valora y alienta cada proeza de los artistas en escena.
Y es que ese público, su público se fascina ante lo increíble y demuestra empatía ante el fallo, siendo conocedor de la capacidad de superación propia de las malabaristas, acróbatas, verticalistas, aerealistas, equilibristas, payasas y un sinfín de disciplinas que conforman este diverso, singular, autónomo y múltiple universo que es el circo.
Teniendo el cuerpo como herramienta al servicio de lo imposible o del ya manido “más difícil todavía”, las circenses comparten una parte de su alma en esa pista, escenario, linóleo, pavimento…
Esa necesidad de resurgir como el Ave Fénix al que se enfrenta el sector, le otorga el privilegio de encontrarse en un continúo “mejor momento”.
Por ello, disfrutemos de esta celebración y abracemos ese característico resurgir del circo, colocando este increíble arte en el lugar, dentro de la cultura, que se merece.
Asociación de Profesionales, Artistas y Creadores de Circo de Madrid.